Yo no sé si sos o no sos consciente de todo lo que me hacés hacer/pensar/sentir. Diría que como la luna con las mareas, pero además de cursi, está re trillado. Igual se capta, me parece. La cosa es que o te hacés el idiota, o directamente sos idiota. Yo también, por supuesto. A lo mejor somos dos idiotas, uno incapaz de darse cuenta de las cosas, y otra incapaz de hacerse entender. Qué se yo, ahora ya no tengo tan claro si quiero que te des cuenta. Si quiero que hagas/pienses/sientas lo mismo que yo. Es que sos decepcionante, pero como estoy acostumbrada a las decepciones, pensé que de última no era para tanto. Que los impulsos de borrarte de cualquier medio de comunicación posible, eran una pendejada. Puede que lo sean, pero permanecer en la misma posición también lo es. Igual no pienso decirte nada, porque no tengo claro de que eso sea lo que quiero realmente. Sea lo que sea que digas al respecto. No sé qué me haría bien y que no. Es difícil ordenar estas cosas -y con los problemas y obsesiones que tengo yo con el orden, te imaginarás lo que me molesta-. Para mí los pensamientos son como mis adornitos, tengo tremendo quilombo en el cuarto, me mato ordenando, pero si venís y me los movés dos milímetros, me desespero. Aunque a la semana vuelva a ser un quilombo. Es exactamente lo mismo, y es lo que no parás de hacer. Si el quilombo es mío, todo bien. Si lo causa alguien más, me empiezo a desesperar. Y vos dale que te dale cambiandome las cosas de lugar. Esta metáfora es mucho mejor, verdad?
Creo que, en cierto punto, te odio.