Cuando la chica que dibuja en las plazas, se cruza el chico que pasea perros; de inmediato se da cuenta de que su vida está por cambiar.
¿Qué es lo que le causa tanta intriga?
¿Por qué no puede parar de dibujarlo?
¿Y por qué no se atreve a hablarle...?
Esta historia la empecé sin querer. Tenía ideas dando vueltas, pero no fue hasta que me puse a escribir el inicio en una cuadernola, que realmente me puse a trabajar en ella. Pensaba que iba a ser más difícil, dado que está escrita en segunda persona, pero al contrario, me resultó mucho más fácil. La escribí desde agosto de 2009, hasta diciembre del mismo año. Trabajaba en ella en las pausas de las otras dos historias que escribía en ese momento, Las llaves del silencio, y los últimos dos capítulos de La octava profecía.
Le tengo muchísimo cariño, porque es mi primera historia realista, y porque realmente tiene algo que me hace sentirme bien leyéndola, aunque no sea muy compleja, en realidad. Es corta, pero creo que está bien así. La envié a un concurso, del que todavía no sé el resultado, aunque no tengo muchas esperanzas.
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