Sí recorrés la orilla del otro lago, el más grande, porque te gusta. No hay nadie en los botecitos, el agua está quieta. Pasás por al lado del castillito. Sí, aquél que de pequeña creías que era morada de una princesa dormida. Hoy sabés que es una biblioteca infantil. Pero no perdés las ilusiones, en el fondo seguís creyendo. [...] No querés creer que lo dejaste ir, otra vez. Querés creer que sos una princesa dormida en el castillo junto al lago y que él es el príncipe que te va a despertar.
Y querés creer que vas a verlo de nuevo. Porque tarde o temprano, todas las princesas encuentran al príncipe azul. Pero... ¿Sos vos una princesa?
Ese es un fragmento de Páginas en blanco, y lo cité porque ayer estuve por esa parte del Parque Rodó, y no pude evitar acordarme, como siempre que paso por ahí. Pero no lo puse sólo por eso, sino porque recordar esta parte de la historia, me hizo darme cuenta de que no, no todas las princesas encuentran al príncipe azul -una especie de pitufo mutante-, y que quienes lo consiguen, no siempre son princesas. Que a veces con desear no basta, y que las ilusiones a veces son autodestructivas.
Y todo eso por pasar cerca del castillito; qué suerte que no estaba sola, que estaba con amigos, porque si no me habría terminado tirando al lago. Obvio que no me ahogaba ni en pedo ahí, pero seguro que mutaba en algo extraño (?)
En fin, qué forma de cagar una reflexión la mía.
Edit: Hoy pasé de nuevo, con otras amigas. Cosas del destino (?)
odio los lugares que te hacen recordar cosas,los parques, la rambla, cosas que no son necesarias de recordar, nos ayuda en nada ver esas secuencias por donde pasabamos una y otra ves con esa persona, es frustrante.
ResponderEliminarPero bueno :) es lo que hay.
Besote