Lost in translation

Sé que esta no es una entrada de mejor calidad que la anterior, pero tenía que contarle al mundo lo que me pasó hoy. Se van a reír de mí, lo sé, lo sé. Pero antes que nada, tengo que advertir que ODIO la Ciudad Vieja, tanto pero tanto que soy incapaz de ubicarme ahí. Avisé.

Resulta que tenía que devolver los libros que saqué en marzo de la Caja Bancaria. En realidad, tendría que haberlos devuelto antes de fin de año, pero como soy terrible pelotuda me acordé ahora. Hace como dos semanas que estoy por ir, pero terminé yendo hoy.
La historia es así: Salí con tiempo de casa, fui a esperar al 14. Demoró MEDIA HORA EXACTA, lo que me dejaba otra media hora para llegar a las 4, antes de que cerraran.
El ómnibus, que fue por Blvar Artigas y después todo 18 de Julio, no pudo ir más lento. Además, cuando estaba cerca de llegar, le pregunté al conductor "Para bajar en la Plaza Zabala, cuál parada me sirve?" El hijo de fruta me dice "La que viene". Me bajo... ¿dónde mierda estaba? Le pregunté a un diariero cómo llegar a la Zabala, y me mandó a la Plaza Matriz. Idiota.
Así que le pregunté a alguien por la calle, y me dijo como llegar. Llegué, al fin, y qué pasó? Sí, señores y señoras, estaban cerrando. Ya bajaban las persianas esas de metal que tienen y no sé cómo se llaman, pero en fin. Había llegado a las cuatro en punto. Casi me pongo a llorar.
Qué hice? Llamé a mí mamá para contarle, y de paso le pregunté cómo carajo volvía a casa desde ahí. Me dijo que bajara para el lado dónde estaba la rambla, que fuera a la calle Buenos Aires y me tomara el 121. Cerca del Solís, imposible perderse.
Nada es imposible.
Le pregunté para qué lado, si el contrario a la Caja. Porque, sí, desde la plaza se ve el agua de varios lados, y como no tengo la menor idea de para qué lado quedan las cosas, quería asegurarme. Ella me dijo que agarrara para el lado contrario, y yo fui.
No sé a dónde mierda es que llegué. Estaba de mal humor, con una mochila que pesaba mil kilos, y un calor sofocante. En un barrio que odio. Con una misión frustrada. Perdida.
Calle Perez Castellano. La recorrí toda hasta un edificio gris que todavía no sé qué es. Estaba tan desorientada, que tuve que preguntarle a unos policías cómo ir al Solís. Qué me dijo el maldito bastardo? "Vos sos de acá?" Me sentí tan mal que le dije que no, con mi mejor voz de "habloespañolperoconunligeroacentoquenovasapoderidentificarporqueenrealidadnoexiste". Me dijo "cuatro cuadras para arriba, y después nueve a la izquierda". Cuando oí nueve, casi muero -de nuevo-.
Recorrí todo eso, y no puedo explicar el alivio y la felicidad que sentí al divisar a lo lejos el Palacio Salvo. Me di cuenta de que estaba en la calle Buenos Aires, y crucé porque sabía que la parada estaba del otro lado. Entonces, a lo lejos veo un CUTCSA... el 121! (Y estaba sin los lentes, si seré cool). Lo corrí como dos cuadras, y pensé que no llegaba. Pero sí, llegué, me subí, y me senté en el primer asiento que vi.
Llamé a mi madre, la puteé, y una mina me miró con cara de tránsito lento por utilizar un lenguaje no adecuado. Yo estaba de tan mal humor que creo que utilizaba todo mi esfuerzo para no gritar, en realidad.
Odio por el mundo, nivel mil. 


Bueno, ahora que estoy en casa al fin, me estoy haciendo un mapa. Porque, gente, mañana tengo que ir de nuevo.