jueves, 10 de febrero de 2011

Sí, definitivamente, soy idiota

Hoy fue la revancha. Me levanté más temprano, hice todo más temprano, y salí bien para esperar el maldito 14. Demoró lo suyo, pero ya lo tenía previsto.
En la parada, de repente, sentí un perfume que me descolocó. Era de una señora que se sentaba a mi lado, y que no conocía de ningún lado. Entonces me di cuenta de qué pasaba: era el perfume que usaba Sara, mi maestra de primero en la escuela. Después de jubilarse, se quedó en la Grecia leyéndonos en la Biblioteca, así que no puedo no acordarme de su perfume. La mejor maestra. Ese perfume me hizo sentir chiquita.
También me llamó la atención otra señora, que llevaba un libro cuyo título me pareció interesante: Mujeres que corren con los lobos. Ahora acabo de investigar y descubrir que es una obra importante. Nada, apuntada.
Lo divertido es que las tres nos levantamos disparadas cuando el 14 apareció de golpe, y las tres nos subimos al mismo ómnibus.
Yo, que ahora sabía que el viaje iba a ser aburrido, me llevé un libro también. Rebbeca, de Daphne du Maurier. En inglés, ojo al piojo (?). Me llevé ese, que es chiquito, porque el otro que estoy leyendo es grueso, tapa dura, y ya tenía una mochila llena de libros gordos que devolver. Pero se subió un viejo con una guitarra, que todo bien, me gusta Hotel California, pero no que se me paren al lado y me metan la guitarra en la cara.
También, se subió una flaca con Sunset Park, de Paul Auster. Ese libro lo quiero leer, mierda. Así que éramos dos en el asiento, leyendo concentradas, mientras otros tipos gritaban algo de canto popular, que taaaanto me gusta (?). Por suerte se bajaron rápido.
Cuando estaba totalmente enganchada, llegamos a la Plaza Independencia, y ahí dejé el libro para no perderme. Este chofer me dijo bien dónde bajarme, y como no me orientaba desde ahí, le pregunté a una kioskera que me indicó bien cómo llegar a la Plaza Zabala. No todo está perdido, pipol (?)
Ah, además, la flaca con el libro de Paul Auster se bajó en la misma parada que yo, la gente interesante me persigue (?)
Ya en la plaza, me dirigí a la puerta de la Caja Bancaria, sólo que... no era la puerta de la Caja, si no de la Cooperativa! La conocía bien, porque mi abuelo es bancario e iba muy seguido con él cuando era chica -aunque sean pocos los buenos recuerdos que tengo con él, los de la cafetería de la cooperativa se salvan-. No podía ser.
Qué hice? Obviamente, llamé a mi mami❤ y le pedí ayuda. Primero, me dijo de todo por haber ido ahí mil millones de veces y no acordarme. Cuando terminó, me indicó el lugar correcto: No era el edificio amarillo, era el blanco con puertas marrones y antiguas. Bien. Entré, devolví los libros, me pusieron la multa por demorarme, y me fui. Le pregunté a un policía cómo llegar a la calle Buenos Aires -no, gente, no me ubico!- y fui feliz a la parada.
Mientras caminaba por Buenos Aires -esto sonaría re cool si fuera la ciudad, no la calle-, me di cuenta de algo: Los que ayer estaban cerrando cuando yo llegué, eran los de la Cooperativa, no los de la Caja. A lo mejor estaba abierta. A lo mejor podría haberlos devuelto ayer. Me reía sola pensando en esto, algunas personas me miraron raro, pero bueno, problema suyo.
Me compré un jugo, esperé un 121, y cuando llegó, me subí y seguí leyendo. Ahora viene la parte en la que me recibo de estúpida. Bah, me recibí hace rato, este es el doctorado. Me bajo cerca de los techitos verdes, para ir al INJU y sacar los boletos. Hago cola, había mucha gente y hacía calor. Cuando estoy por la mitad, reviso mi mochila y me doy cuenta de algo. No tenía la boletera, IDIOT.
Me fui, esperé el 121 de nuevo, y no tengo nada más que decir excepto que la gente que deja el asiento del lado de la ventana libre y ocupa del del pasillo, me da ganas de gritar: WHAT'S WRONG WITH YOU? Ni siquiera podía decir que ahí daba el sol, el sol daba del otro lado. Las maniobras que hice para sentarme, margot...

Y nada, mañana tengo que volver, pero sólo hasta el INJU. Por idiota. Podría haber hecho todo ayer.
En realidad, tendría que haberlo hecho mucho antes.

11 comentarios:

  1. Jajajajajajaja buenas anecdotas, principalmente las de los bus son las mejores que pueden existir, siempre alguien nuevo una cara nueva alguien que se te sienta a hablarte como si te conociera de toda la vida y vos estas leyendo un libro o algo para el liceo, siempre me pasa. -.- jajaja besotes sof!

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  2. Yo soy de los que optan por pasillo.
    Y?

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  3. Qué necesidad? T-T
    Decime qe por lo menos vos dejás pasar al que se quiere sentar -.-"

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  4. No solo que lo dejo pasar, me levanto SIEMPRE.
    Prefiero ser yo el que de el permiso y no el que lo pida.-

    Aunque no lo creas, asi lo veo

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  5. Ta, si dejás pasar todo bien. Yo detesto a esa gente qe se sienta ahí y le tenés que pasar por arriba porque no piensa moverse ._.

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  6. Creeme que yo tambien, personalmente lo hago pues creo que es lo correcto, por mera cortesia (y funcionalidad) no mas...
    Es como ceder el asiento, costumbre que esta en peligro de extincion en nuestros dias

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  7. Totalmente. La gente ve un asiento libre y se tira con desesperación, como si se fuera a morir, aunque haya un niño o una persona mayor al lado.
    No sé, yo hablaba de la gente molesta :)

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  8. jajajjajaj, pensa positivo...paseas, conoces, aprendes...jajajajaj y bueno, son cosas que pasan. besos sofi!

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  9. Una amiga me dijo (sí, lo admito, fue Ruth, xD), que si vas a caer más vale que lo hagas con estilo, :3. Por esa razón, por esa pequeñísima razón siempre llevo a alguien conmigo que sepa de las calles, u.u

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  10. jajajaja genial, por suerte no soy la única que se pierde, eso me hace sentir.. mejor (?)

    Y esos que dejan el lado de la ventanilla libre y ocupan el del pasillo, realmente me enferman JAJA!

    Besou

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